Miércoles 18 de Septiembre del 2019
Laura Jiménez
Enero de 2018: el sistema de Identificación Única de la Autoridad India fue hackeado, dejando datos personales de más de mil millones de personas expuestos para ser vendidos. Julio de 2018: el organismo de salud de Singapur fue atacado por hackers y se filtró la información privada de 1.5 millones de pacientes. Enero de 2019: el Ministerio de Defensa Nacional de Corea del Sur afirmó que sus sistemas informáticos han sido comprometidos por hackers desconocidos. Estos ataques pertenecen a una larga lista de delitos cibernéticos conocidos perpetrados desde enero de 2018, elaborada por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
La ciberseguridad se ha convertido tanto en una necesidad para los gobiernos y las empresas privadas como en una responsabilidad importante si no se realiza correctamente. Las empresas gastaron 114 mil millones de pesos (cinco millones 800 mil dólares) en 2018 en seguridad cibernética; aun así, fuimos testigos de brechas de seguridad significativas, como las detalladas anteriormente. A pesar de gastar miles de millones en seguridad cibernética, las empresas aún no lo están haciendo bien en este aspecto. Tomemos el ejemplo del phishing. A pesar de ser uno de los tipos más comunes de ataques cibernéticos y de que las compañías instituyen una capacitación constante en un intento por evitar que los empleados hagan clic en los enlaces, sigue siendo uno de los tipos de ataques cibernéticos más exitosos.
A medida que los ciberdelincuentes se vuelven más inteligentes y mejoran sus métodos de ataque, un número cada vez mayor de gobiernos están creando agencias de ciberseguridad para proteger tanto a sus instituciones como a los ciudadanos de estos ataques. El gobierno actual de México ha delineado su estrategia para prevenir el ciberdelito con la creación de una Ley de Seguridad Informática que permitiría la constitución de una Agencia Nacional de Seguridad Informática.
Además, México es uno de los siete países de América Latina que adaptará la Recomendación del Consejo sobre Inteligencia Artificial de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Al firmar esta recomendación, que consta de cinco principios de responsabilidad y confiabilidad de inteligencia artificial (IA), México reafirma su compromiso de favorecer la expansión tecnológica y se posiciona como un actor clave para la cooperación internacional dentro del ámbito de las políticas públicas.