Lunes 18 de Noviembre del 2019
Germán Pacheco Torrado
El transporte público es un servicio masivo transversal a todas las esferas de la sociedad. No obstante, por esta misma condición está sujeto a las intimidaciones que generan ciertos individuos que la conforman. Nada más en los últimos días, el Gobierno de la Ciudad de México reportó haber detectado y detenido a cerca de 40 bandas de personas que se dedican a robar teléfonos celulares en el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro.
Y es que, en comparación con el mismo periodo de 2018, los robos a bordo de transporte público en la capital de este país se dispararon en más del 400% durante el primer cuatrimestre de este año, alcanzando niveles históricos. Mientras de enero a abril del año pasado se reportaron 260 asaltos en el STC Metro, durante los primeros cuatro meses de 2019 se produjeron 1,378 casos; es decir, un aumento del 430% según la Procuraduría General de Justicia.
Esta misma entidad informó que durante el mismo periodo en cuestión el robo a pasajeros en taxi pasó de 51 a 155 casos (un aumento del 203%), mientras que los robos a bordo de microbús pasaron de 205 a 269 (un incremento del 31%).
Pero esta situación no es exclusiva de México. En Bogotá, la capital colombiana, las autoridades han detectado una problemática protagonizada por bandas “rompevidrios”. Se trata de grupos de seis y hasta 15 delincuentes que en cuestión de segundos, aprovechando la congestión vehicular de ciertas horas de la noche, salen de diferentes escondites, rompen los vidrios de los vehículos que transitan allí y extraen la mayor cantidad de objetos de valor que les sean posibles.
Es un fenómeno similar al de los “portonazos” en Chile, tipificado por la fuerza policial de este país (los Carabineros) como el robo de vehículos en momentos en que quien conduce se dispone a entrar o salir del domicilio. Durante las primeras 14 semanas de este año se presentaron 214 casos de este tipo.